Un blog hecho con Papel Higiénico Burgués...(de Elite)

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sábado, 18 de septiembre de 2010

Lima limón (por Miguel Aguilera)

Diana Divaga y Mike También - 

Hace un par de días, un amigo rockero, llamó para contarme muy embolado que lo habían invitado a divas. Lo primero que viene a la cabeza es una serie de calificativos hacia ese boliche y reírse en la cara de la víctima. Hice un par de chistes, pero Mariano estaba enojado y molesto en serio. No solo le habían insistido hasta llegar a ese punto donde querés meterle un alambre al rojo vivo en el tabique a la persona que te jode, sino que encima lo habían tachado de muchísimas cosas que tenían cómo sinónimo ¨ homofóbico¨
Me quedé pensando en lo que le había pasado. ¿Cuándo nos mencionan este tipo de antros, somos así realmente?
La gente, el ambiente, la música, hay algo que nos hace huir de ellos. No es solo ir, es el recibir un rótulo doloroso. La cultura bolichera ofende al rockero, y sobre todo al metalero. No es una cuestión de sexualidades, es una cuestión cultural. Boliche gay o no, es un boliche al fin con música tecno, punchi punchi y todo el entorno típico de un boliche.
Queda entonces el eje principal ¿Y la gente gay?
Freddie Mercury, Rob Halford entre tantos... Si los rockeros fuéramos homofóbicos como se nos tilda, nunca hubieran llegado a nada.
Eso si, somos popofobicos y punchipuchifobicos a muerte.
Ahora los dejo con un cuento que no tiene nada que ver con lo de recién.
Disfruten o mueran en una cámara con I know you want me....




Lima Limon
Es tan extraño, me miro las manos hoy convertidas en grandes aletas que dejan una estela de arco iris en blanco y negro al avanzar por esta galaxia de gelatina de lima limón, y no me sorprendo de ser una ballena del tamaño de una de las lunas de Júpiter que lucha a la manera de un idealista para escapar de esta realidad incomprensible. Al menos aquí las paredes no tienen esa blancura fría, donde van a morir los sueños.  
Lo triste no es que me cuesta avanzar, sino que me obsesiono tanto con mi destino que no soy capaz de detenerme  y observar las maravillas y personas que me rodean sin intentar llegar a ningún lado. Ellos fueron capaces de hacer pequeñas cuevas comunitarias a la manera de pequeños roedores donde comparten su existencia y tienen una vida agradable y amena.
Se que me llaman, siento la vibración de sus voces invitándome a unirme a ellos, formar parte de su pequeña manada perteneciente a una gran sociedad de peces de colores carente de pensamientos e idealismos pero la idea no me atrae y sigo.
 Saben, podría tragarme un caimán y seguir adelante aunque me devorase las entrañas porque más allá de esta galaxia hay otras mas donde me iré transformando hasta llegar a ser lo que siempre soñé. Y aún más allá existen aldeas de hombres soñados donde viven todos los que fueron capaces de luchar siempre sin ser tentados por el conformismo o la masificación.
Una hembra de mi especie se me unió durante un trayecto, fuimos amantes durante ese pequeño lapso de tiempo y entonces el recorrido fue lento.
Aun recuerdo como me decía que nuestro destino verdadero era formar una caverna para los dos. No la búsqueda del ideal como persona que tanto me obsesionaba. Me negué, como todo ser imbecil que no valora al amor y seguí solo, con la mente en blanco el recorrido disfrutando del silencio.
 De repente lo vi, el final de la dimensión de gelatina de lima limón, el fin de la primera lucha y un cambio en mí!
Pero algo rompió el silencio, voces extrañas que me recordaron quien era realmente, y me traen hasta este lugar, donde las los azulejos se descascaran junto con nuestra identidad en esa blancura que es cualquier cosa menos inocente, ni pura.

-Escúchame Javier, ni siquiera con esto me ayudaste. Sabes bien que estos son tipos peligrosos y te la pasas todo el tiempo intentando levantar alguna enfermera.
-No es tan así, doctor
-Estamos en una clínica psiquiatrita ¡Por dios! Miralo a este por ejemplo. Un don nadie sin antecedentes que de un día para el otro se le dio por convertirla a su mujer en un gran canapé. Aceitunas en los ojos, palillos por todo el cuerpo… ¿Sigo?
-Mierda…
-Está bien. Ah, mira y aprende- Así se administran los medicamentos intravenosos. Al próximo quiero que lo pongas vos ¡Eh!
-Bueno…
-Y nada de querer levantártela a la Euge

Me obligué a olvidar sus palabras y mientras sentía el pinchazo y el ardiente remedio recorrer mis venas volví al principio de la dimensión de gelatina de lima limón y comencé a recorrer el camino nuevamente.




jueves, 16 de septiembre de 2010

Aquel Templo. Parte I

Éste cuento es traído a ustedes con mucho esfuerzo y placer: Sepan disfrutarlo. La parte 2 en breve: 

                                                                El Templo
por Julián Miana

En una planicie verde únicamente surcada por el marrón de algunas piedras cubiertas por el barro, solo el templo maldito se interpone en la infinidad.
Una construcción que solo el tiempo vio nacer, y solo él verá morir. Camuflado por el ambiente gracias al añejo musgo instalado en zonas de las columnas que rodean al pozo, este altar maldito, que precede al templo es lo más tranquilo. Así, en superlativo. Tan tranquilo como la locura misma, como la planicie, como el musgo, como el crecer de una hebra de césped. Es como si se escondiera de si mismo dirían algunos lugareños.  Una fachada antiguamente moderna que haría al ignorante confundir éste lugar con uno aún en. Funcionamiento, ésa es la palabra.
Para la mirada de los dioses, este lugar era tan joven como un soplido que acaba de producirse.
El conocedor,  y el erudito, únicamente son conscientes de la verdadera naturaleza profana de aquel lugar añejo. Y eso era lo que yo me proponía.
Al entrar me sorprendió el color de las paredes, tan claro, tan recién pintado. El mármol tan brilloso, sin manchas, sin años. No existía el tiempo alrededor del templo. Ventanas con esmerilados nuevos, bancos para la congregación. Un altar para el líder de los feligreses.
Me llamó la atención la ausencia de ídolos, santos, o figuras divinas a las cuales rendir culto. El espacio estaba ahí, sin señal alguna de robo o perpetuación indeseada. Sin señal alguna de existencia de dichos ídolos.
La lectura de las placas kring, deinn y jahet incomoda la escena. Poco ayudaba el aire viciado, húmedo que rondaba. Se hacía prácticamente visible el deseo del templo para que yo lo abandonase. Pero mi deseo era investigarlo y yo jamás dejaba inconcluso un objetivo. El acercamiento, tengo que reconocerlo, era producto de la curiosidad. Pero no era la curiosidad que lleva a un hombre a descubrir las ondas de radio, no, era la curiosidad insaciable de un loco. Aquella que nos despierta en el medio de la noche con pensadillas, con horror en la mente, con sudor en la cama.
Tan fuerte era el hedor, lo fétido, que la necesidad de vomitar sobrepasó mis capacidades de mantenerme dentro de la línea de la educación. Al volver intenté recorrer cada recoveco, observando con detenimiento todo lo circundaba.
Encontré una puerta en el suelo bastante tosca, pero bien conservada. Al pie del altar, con una agarradera de piedra negra.
Tirando de ella hacia arriba y con mucho esfuerzo logré abrir aquella entrada que bajaba a un túnel oscuro con la oportuna escalera para poder bajar. ¿Por qué bajar? Parecía muy peligroso. Pero nada podía hacerse contra la obsesión que me perseguía.
Bajá, bajá, bajá. Por lo que tomé la escalera por los costados y comencé el descenso.
Progresivamente el hedor se hacía más y mas insoportable. Tapé mi nariz con un pañuelo, luego de intentar sacarlo a tientas. Oscuro como estaba todo, no podía dar un paso. Ni uno solo.
Fumaba desde chico, desde los dieciséis años, por lo que jamás dejaba mi casa sin un atado y una lumbre. Recordé eso en el momento que mas lo necesitaba.
Con el encendedor en una mano y un pañuelo sostenido con la otra, en mi nariz avancé unos metros, o un par de centímetros. No sé. Parecieron kilómetros. En esa oscuridad las propiedades de volumen, alto, ancho e incluso aquellas de, el estado solido de las cosas perdían valor. El silencio, engullidor como bestia de grandes fauces tomó mi alma para reducirla a meros pedazos de ser. Jamás debería haber bajado a esa profundidad.
Pero, ¿Cuánto bajé? Nunca pude saberlo.
El miedo no era algo que hubiera sentido antes. Al menos no de la manera que se presentaba ahora. Esa sensación de aprensión, de que algo me tenía agarrado por el cuello.
Caminé un poco, chocándome con lo que parecían ser cajas. Polvo viejo, ya asentado, grabado casi en la madera.
De repente se paró, o me paré yo. Majestuosa, ante mi aparecía una puerta que brillaba ante mi débil luz, como si fuera de oro.  

jueves, 9 de septiembre de 2010

Dieguito García ... Volumen II

Saludos Estimados:


Saludos a todos los que se deleitan del Traumando y leen de nuestras notas "locas" por decirlo de alguna manera... A continuación les publicaré un escrito que fundé hace poco, pero estuvo rondando varios días por mi cabecita!! .. Espero que les guste y pronto se darán cuenta de que me gusta escribir cosas que me suceden, que siento, en fin, lo que me pasa..


Me despido, esperando comentarios ya sea favorables o no, pero los espero..
Abrazo a todos... Saludos desde los cuarteles!! ..  Dieguito

La Pregunta

Me situaba en la facultad, en el bar, en una mesa, en una silla. Estaba sentado junto a mis compañeros, prestando atención a todo lo que hablaban.
"¿21 dijo"?" ... "Sí, creo que sí" contestaron.
Me levanté despacio, luego me desperecé y me dirigí a retirar mi café con leche, eso sí, muy bien acompañado por un sandwich de jamón y queso, que a pesar de haber estado un poco duro, se encontraba demasiado rico..
Traje adjunto a mi desayuno el diario, me incliné hacia la silla vencido por el cansancio, y aún callado, seguí prestándole interés al diálogo del que antes participaba.
Hacía de cuenta de que leía atentamente el periódico, pero no podía negar de que la conversación era mucho más interesante; entonces, aún en silencia y tomando mi bebido caliente, comencé a analizar frases y palabras que cada unos de mis amigos mencionaba.
Hasta que escuché: "Dieguito". Levanté lentamente la mirada y la enfoqué en los ojos de esa simpática santiagueña (a la que conozco hace poco) y escuché a continuación la pregunta que le preseguía a mi nombre: "A vos, ¿cómo te gustan las mujeres?".
Por un pequeño instante me quedé atónito, usé la excusa del sandwich como si estuviera masticando para elaborar la respuesta en mi cabeza rápidamente, pero sentía que no había palabras, no había letras en la punta de mi lengua para contestar esa pregunta.
Pasaron unos segundos que se volvieron eternos, hasta que escuhé un pequeño ruido. Era mi amiga Luli, mejor dicho, mi mejor amiga, que por acercarse a saludarme se tropezó con una silla que se encontraba en el medio del camino.
Ineludablemente, zafé de la difícil pregunta con su llegada, y, pícaro, me puse a dialogar con ella para no contestarla.
Luego se fue, y me quede sentado un rato más en el bar. Nos fuimos a clases y antes de irnos le prometí a aquella diablilla que había formulado dicha ese interrogatorio, que algún día esa pregunta iba a ser contestada. Algún día.
Ese fin de semana, que me quedé en casa ya que estaba enfermo con una estruendosa tos y un pequeño dolor de garganta, la pregunta estuvo sobrevolando todo el tiempo en mi cabeza.
No había Mundial, Showmatch, Valientes, etc, etc, que no me dejara pensar y ¿saben qué?. No pidóa hallar una respuesta concreta ante esa pequeña interrogación, pequeña pero poderosa.
Derrumbado por todo esto, me resigné a contestarla, hasta que un día, un día Miércoles, sucedió algo.
Me hallaba en la clase de Comprensión, aproximadamente a los de 10 minutos de su comienzo, sentí una pequeña mano que me tocó el hombro. Giré lentamente mi cabeza ante esa llamada y la ví a ella, a Fulana (jajaja), que me sonreía para saludarme.
En ese instante, mi cuerpo sintió algo al verla, percaté en mi panza un nudo, la verdad que no sé qué era, a lo mejor serán las maripositas de las que todo el munco habla, no lo sé... Pero debo aclarar que eso es algo que nunca había sentido en mi vida.
Luego, mi corazón estuvo alrededor de 5 minutos latiendo de una forma tan acelerado como si estuviera corriendo en el parque y, obviamente, estuve sin prestarle atención a la clase.
En conclusión, reconozco que ese día hallé la respuesta de la pregunta que tanto me hizo pensar y estaré preparado ante una nueva interrogación .....

Pd: no puse el nombre por las dudas .. jajaja : P..

By Dieguito!!...

Les dejo un videito que se pone a tono con lo que escribí.. ojalá les guste.. :)

martes, 7 de septiembre de 2010

Crazy people stories- Chapter 2 / Mariano Fuentes

Bienvenidos colegas traumados!!! 

Saludos cordiales desde lso cuerteles de traumando. Me encuentro publicando, nuevamente tarde, el segundo post de esta serie desvariada de escritos sin absoluta correlación temática. Si algo deben entender de mis conceptualmente confusos "cuentos", es que comprenden la particularidad de solamamente anotar en el ordenador las ideas que se cruzan por mi mente. De manera que estan sujetos a interpretaciones personales que puedn apreciar sus lectores. Le dejo un escrito que me agrada mucho, cuyo personaje responde, al menos en parte, a una dimensión de mi persona.

Aguardando sus ojalá favorables comentarios, me despido. Y aquellas opiniones no tan favorables, serán recibidas con igual aceptación.


Saludos a los atentos lectores que seguramente, por la espontaneidad de nuestros escritos, algo traumados deben andar...


DRUGO




LA GUARDIA NEGRA

 
 Solo quien conoce la noche sabrá apreciar mis palabras. Solo quien ha visto su verdadera cara, entenderá mi amor por ella.

El ocaso casi acaba, el resplandor lucha por sobrevivir dejando débiles destellos sobre el horizonte. Veo partir ese engendro luminoso que aprisiona mi pasión, a mi musa. El sol se pone, y se abre la puerta.

Un portal se dispone, desconocido para muchos, esperado por solo unos pocos. Se encamina hacia una dimensión incomprendida y temida, que dista del delirio diurno que tanto aborrezco. Entonces, fulmina ese amado fulgor plateado, y comienza la danza nocturna de la luna. ¡Ah¡ dichoso quien pudiera verlo, ese embriagante brillo reflejándose en el agua, iluminando la dulce locura que sucede al crepúsculo.

Y el goce de las estrellas… fugaces visitantes que observan desde la lejanía, quienes presumo aman la penumbra tanto como yo. Amo su tranquilidad, esa dúctil sensación reconfortante que esclavizó mi admiración cuando las conocí. La noche me absorbe con ese sentido generoso, que comparten solo las alimañas conmigo, lejos de los engendros hostiles del día. Esos animales dañinos, que no hacen más que juzgar y señalar.

Ella fue la única que acepto mi abominable figura, sin decir una palabra más que un débil susurro de aceptación, mecido por una leve brisa tenebrosa. El renacer bajo el platinado destello de la noche, esa fue mi última gran alegría, seguida por incontables noches bajo su guardia. Es una gran protectora, quizás porque es más atemorizante que todo aquello de lo que huía. Nadie se atreve a entrar a su aposento, por el indescriptible miedo que diluye sobre los mortales. Miedo infundado, si me preguntan a mí. Un temor estúpido, atribuido a todo eso que el espectro humano no comprende.

Mi amiga, mi compañera, madre y protectora.

Si tan solo otros te disfrutarán como yo. Pero despiertas en mí ese fuerte egoísmo. Ese sentido instinto de quererte solo para mí, y nadie más. Degollaré a todo aquel que se atreva a juzgarte, y más aún aquel que se presente a tus pies sin merecer tu infinito abrazo.
Mantengo así mi guardia, la oscura protección de tu integridad. Me llamarán demente, monstruo y abominación. Pero lo seré todo y más, solo por ti amada mia...


FIN

viernes, 3 de septiembre de 2010

Las redes sociales ¿ayudan a socializar o nos aíslan? (Por Pablo Javier Soruco, invitado especial)

En este mundo que se encuentra en constante cambio, Internet modificó los hábitos de vida de nuestra sociedad. De la misma manera en que algunos crecimos en su momento, por ejemplo, influenciados por el auge y el crecimiento de la informática o los videojuegos, la juventud de hoy en día, está haciendo lo propio con Internet.
Algunas de las Redes sociales con las que nos relacionamos...

Los adolescentes de hoy utilizan los sistemas de mensajería instantánea para hablar con sus amigos y para intercambiar  los apuntes del colegio, suben las fotos que hicieron con sus móviles a Flickr, cuelgan sus vídeos en Youtube, utilizan Google para buscar información sobre cualquier cosa y viven  en las Redes Sociales.
Las Redes Sociales. Ahí quería llegar. Las Redes Sociales,  se convirtieron en una parte natural de las vidas de hoy en día. Porque son perfectas para conocer gente, para realizar actividades sencillas, para compartir, y porque son un lugar idóneo para obtener información.
Pero… ¿Las redes sociales nos ayudan a socializar o nos aíslan? Me plantee este interrogante, dado que recientemente viajé por trabajo  con un compañero. Durante el trayecto  cada uno encendió sus respectivas notebooks y se concentró en ella. Yo me conecté a Internet  y el comenzó a  trabajar con unos documentos. En el tiempo que duró el  recorrido  estuve dialogando con varias personas que viven lejos mediante  Twitter, Facebook, Flickr… pero prácticamente  con mi  compañero no hablé,  sólo esbocé  algunas frases muy de vez en cuando.

Cuando llegamos a  destino  nos dispusimos a hacer nuestro trabajo, razón del viaje.
Por la noche me encontré con unos amigos  que conocí hace un tiempo por Twitter,  justo  dio la casualidad que viven en el lugar donde me tocó ir a hacer mi trabajo. Mi compañero se quedó en el hotel (por decisión propia).
Pensando  en  cómo se fueron dando las cosas  me di cuenta  que las redes sociales sirven para conocer gente nueva (no cabe la menor duda) e incluso para forjar nuevas amistades. Sin embargo, al mismo tiempo, genera que tengas menos contacto con gente que ves todos los días cara a cara.
¿Ustedes que opinan? ¿Las redes sociales son positivas o negativas en este aspecto? ¿Sirven para unirnos a personas que son más afines a nosotros y para distanciarnos de personas que son geográficamente más próximas?

ACLARACIÓN: El "staff creativo" del "Traumando..." (si es que se puede llamar así :P) le agradece a Pablo Javier por haberse tomado las molestias de participar de esta locura colectiva que cada vez se hace mas grande...
Para mas de este autor visiten http://pablotuc.wordpress.com/ o en su defecto diríjanse a @pablotuc en Twitter. 

jueves, 2 de septiembre de 2010

Primer Post: Julián Miana

Con una taza de sopa en la mano y malestar estomacal me presento. Soy el disfraz de mi abuela de nombre Julián Miana. Tengo 18 años aunque la mayoría diría que 80. Y mis intereses son bien pedantes: la música clásica, el rock, el metal, la buena literatura, el buen cine, los cigarros de calidad y la gaseosa. Me proclamo zurdo pero soy medio capitalista. Me proclamo enano, y soy enano. Sin más, procedo a escribir:

Primer Trauma: Caminando hacia la nada o tropezándome con todo
Me dispongo a hacer un compendio de pensamientos. Nacen los últimos días mientras caminaba, principalmente de una sensación de vacío que se apodera de mi en todo momento.
Harta metafísica, esta sensación tan particular me lleva a pensar en las bases mismas, los cimientos sobre los que descansa nuestra sociedad. Deduzco, obviamente, el capitalismo inherente en cada uno de nosotros. La ideología instaurada a flor de piel, el hacer concreto de una teoría magníficamente orquestada con su principal herramienta: el consumismo y la creación de necesidades.
En ese consumismo es en el que se revela ésta sensación cafeína que no me deja dormir. En el consumismo se muestra el vacio en el que estamos todos inmersos.
Todos hasta las manos, y a nadie parece importarle, es mas lo disfrutamos. Y es ahí donde viene mi vacio, mi infelicidad mas reciente.
¿es acaso todo lo que hay en este mundo, lo que se nos presenta a la vista? Mi caso en particular es particular. Soy un tipo relativamente normal, con amigos, familia, comodidades, idas, venidas, todo. Igual no dejo de ser infeliz. Viene al caso preguntarme por qué. Y más todavía contestar.
Soy infeliz porque busco mi kibutz como lo llamó Cortázar. Busco mi Mojo mi “algo” mi “esacosa”. Busco llenar mi vida con algo más.
Camino indefinidamente y sin dirección a través de senderos muy largos, perdiéndome tanto en la realidad como en la fantasía de mi mente dilucidando sobre el dichoso kibutz.
Pero nada llega a mí.  Nada llega y repercute para peor el hecho de que hago infelices a los que me rodean. Hago infelices porque no puedo valorarlos, no hasta que tenga el kibutz.
Y llego a un punto muerto en la caminata, ya volando entre monstros, tratando de escapar de todos los momentos que dejé escapar por no sentirme completo, con todo el llanterío y la morfología de palabras melosas que eso implica.
Finalmente tocando lo más profundo de mi ser, me siento cada vez peor porque estoy rodeado justamente de nada pero a la vez estoy rodeado de todo y no puede haber peor castigo para mí que darme cuenta de todo lo que tengo y que realmente no puedo únicamente por culpa mía.
Podría escribir 100 o tal vez 1000 historias sobre decidios y desengaños o reflexiones sobre pequeños gestos que me llenan, como que mi viejo me haya hecho un “sanguchito” en el horno un sábado a la siesta de mucho frio, en el que yo no había comido el almuerzo no sé por qué motivo. Pero el “llenado” es solo momentáneo  y el vacio vuelve acompañado por una sensación de culpa porque mi viejo se rompe el alma laburando para que yo tenga de todo y mi vieja se rompe la suya apoyándome para que yo le diga que “todo es una mierda”.
¿Te imaginas la calidad de hijo de puta, no?
Yo sí, y es una muy buena. Es lo que llamamos un hijo de puta de fine american construction.
El vacio me consume y nada puedo hacer, salvo analizar y racionalizar. Remitirme a la charla con amigos o con un amigo mas en particular en la que el me dice que me deje de joder, que el vacio está en todos, pero la diferencia es que nosotros dos hemos llegado a un nivel donde “comprar” no lo llena y yo le respondo que ignorancia es felicidad entonces. Y el está de acuerdo.
Al final yo soy un hijo de puta. Y la sociedad está podrida, muy podrida. Son todos ignorantes, pero todos viven en una cajita en la cual son felices.
Yo quiero entrar en esa cajita y dejarle los remos del bote a otro que quiera navegar los ríos metafísicos porque yo ya me ahogué.
Yo he estado ahogado hace mucho.

Espero que os haya gustado, traumados.

Les dejo una fumadera che: